Informe del área especializada, en que se analizan los resultados operativos del primer semestre del 2020, muestra que pese a las restricciones de movilidad impuestas para prevenir mayores contagios de COVID-19, el tráfico de las tres principales drogas presente en el país no ha disminuido. Especialmente en el caso del clorhidrato de cocaína y de cannabis procesada, cuya incautación aumentó cerca de un 94% y 50%, respectivamente.
Los detectives de Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado, al igual que los de todas las áreas de la PDI, han debido desdoblarse en los últimos meses para dar continuidad a los procesos investigativos y a la vez contribuir a labores de orden público y control sanitario que han surgido como necesidad en virtud a la contingencia nacional e internacional.
Los resultados de las estrategias implementadas por esta área especializada para responder a este nuevo contexto, se encuentran consolidados en un reporte estadístico que compara el primer semestre de 2019 con el del 2020. En este último período se incautó un total de 12 toneladas y 765 kilos de las 3 principales drogas traficadas en Chile. La mayor cantidad corresponde a cannabis procesada, con una variación absoluta, respecto al año anterior, de dos toneladas con 169 kilos más.
“Como todo negocio criminal, tuvieron que hacer reingeniería de su línea de producción. Nosotros sabíamos que iba a tomar un auge la cannabis de producción nacional y en base a eso reforzamos el Plan Cannabis de este año, vaticinando que los cultivos y las cosechas se iban a adelantar” menciona, como una de las causas de este aumento, el subdirector de Inteligencia, Crimen Organizado y Seguridad Migratoria, prefecto general Sergio Muñoz.
Lo anterior también se explica porque, en concordancia con el cierre de fronteras, se observó una baja en la introducción de cargamentos de drogas por vía terrestre que generó un desabastecimiento de este mercado ilícito al inicio de los estados de excepción.
Las cifras también muestran que otra de las sustancias ilícitas cuya incautación aumentó considerablemente, fue el clorhidrato de cocaína, con un 93,82%, que equivale a casi una tonelada y media más que el año anterior.
Ello, precisan en la Jefatura Nacional Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado, obedece principalmente al resultado de investigaciones de larga data, en las que cobra especial relevancia la nueva modalidad del tráfico de drogas por vía marítima, bajo la cual se logró incautar, en un solo procedimiento, más de 2 toneladas.
Drogas de síntesis
El diagnóstico también advierte que, durante el período analizado, los decomisos de drogas de síntesis presentan sólo una leve disminución del 2,56%. Si en 2019 fueron 557.529 dosis, en el 2020 se llegó a 543.239, con una variación absoluta de -14.291 unidades.
Baja que debe analizarse a la luz de los efectos del cierre de fronteras, ya que la principal vía de ingreso a nuestro país de estas sustancias es la aérea, por medio de servicios de mensajería (courier) o de “correos humanos”.
En este sentido, para el período analizado (enero a junio de 2019 y de 2020), se aprecia que producto de los factores asociados a los estados de excepción, se originó una variación en el tipo de drogas, o su composición. Ello se refiere, por ejemplo, a la producción de drogas no tradicionales de consumo “en territorio nacional” y al aumento de las incautaciones de drogas de síntesis o de diseño, especialmente de MDMA, conocido como Éxtasis, en formato “a granel”.
Si en el primer semestre de 2019, se incautó 38.647 gramos de esta droga v/s 168.369 unidades. Durante igual período de 2020 la balanza se inclinó hacia 49.190 gramos v/s 28.762 unidades.
Otros resultados
Como producto de las diversas investigaciones realizada a nivel nacional por el área Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado, el balance también indica que, durante los primeros seis meses de este año, se desarticularon 7 laboratorios clandestinos, se detuvo a 2.453 personas, y se incautó 266 armas, 4.660 municiones y $419.418.070 en efectivo, sólo en moneda nacional.
En el plano de lo intangible, este informe además refleja cómo desde esta área especializada se ha operacionalizado uno de los pilares transversales del Plan Estratégico 2017-2022 de la Policía de Investigaciones.
En esta hoja de ruta, el análisis e inteligencia policial es una de las cuatro áreas de servicio que enmarcan el desarrollo de la función policial, ya que permite focalizar la tarea en territorios y grupos más proclives a la comisión de delitos y de mayor prevalencia delictual, anticipando escenario y desafíos, buscando responder con eficiencia, eficacia y pertinencia a los panoramas que instalan los nuevos tipos de criminalidad. Premisa que, frente a los acelerados cambios vividos por la sociedad chilena producto de la contingencia local e internacional, se corrobora en cada una las investigaciones profesionales de los Detectives.
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