Cada año las ciudades del sur de Chile sufren altos niveles de contaminación del aire, debido al uso extendido de estufas a leña en el ámbito doméstico. Sin embargo, se sabe poco acerca de cómo este problema ambiental afecta a la población y en qué medida es capaz de protegerse.
De acuerdo a lo revelado por la investigación liderada por el académico del departamento de Ciencias Sociales de UFRO, Álex Boso, “Calidad del aire, vulnerabilidad social y percepción de riesgo en ciudades intermedias del sur de Chile: un análisis desde la justicia ambiental”, no todas las personas están igualmente expuestas a la contaminación, ni son capaces de percibir el peligro que el smog conlleva.
Así, se determinó que un escenario de injusticia ambiental, vulnerabilidad y percepción social de la contaminación atmosférica, respecto a la exposición a material particulado (MP2.5), es lo que viven personas de Coyhaique, Temuco, Padre las Casas, Villarrica y Victoria.
INVESTIGACIÓN
La investigación consideró encuestas georreferenciadas, técnicas de análisis espacial y estadístico, así como ejercicios de juego de roles, basados en el enfoque participativo para levantar percepciones y experiencias de público no-experto, y proponer soluciones para las políticas públicas. “Con este estudio hemos logrado observar cómo la mala calidad del aire afecta de forma desigual a los distintos estratos poblacionales”, afirma Álex Boso, investigador del Núcleo de Ciencias Sociales de la UFRO.
Al analizar cómo se distribuye espacialmente la contaminación en Temuco y a qué sectores perjudica más, se descubrieron algunos patrones de “injusticia ambiental”. Es decir, “hay algunos sectores más contaminados que otros. Cuando analizas esa información a nivel individual, te das que cuenta de que, por ejemplo, los adultos mayores usuarios de estufas a leña, que viven en viviendas cuya calidad es deficiente, con niveles de ingresos bajos y estudios incompletos, suelen vivir en los barrios más contaminados”, puntualiza Boso. Además, el investigador comenta que esas personas “no solo están más expuestas, sino que, en general, tienen mayores problemas para percibir el riesgo que la contaminación conlleva para su salud, e incluso son menos hábiles para darse cuenta si está el ambiente contaminado en ese minuto”.
De esta forma, el equipo de investigadores destacó que cuando se tiene más ingresos, existe la capacidad de decidir si se utiliza estufa a leña, si se pasa al pellet u otra forma más eficiente y limpia de calefaccionar la casa. “Cuando uno tiene ingresos bajos, simplemente compra el combustible más asequible para conseguir un cierto confort térmico y en el sur de Chile eso lo brinda la leña, muchas veces, de mala calidad. Se estima que alrededor del 80% de los hogares en el sur de Chile, utilizan este tipo de calefacción contaminante”, señala Boso.
Según el investigador, numerosas familias están atrapadas en la trampa de la “precariedad energética”, que se agudiza por la resistencia al cambio del tipo de combustible que utilizan –principalmente leña-, lo que se ve influenciado por mitos sobre nuevas tecnologías y sistemas de calefaccionamiento como el pellet o la calefacción distrital.
PERCEPCIÓN
Otro aspecto relevante del estudio es la percepción de la calidad del aire que tienen las personas a nivel intradomiciliario. Según la investigación, en general existen problemas para percibir la calidad del aire dentro del hogar. “Lo que nos dimos cuenta al medir con sensores instalados en los hogares seleccionados, es que las personas en espacios indoor tienden a sobrestimar la calidad del aire, piensan que está mucho mejor de lo que realmente está. Lamentablemente, el material particulado fino tiene una alta capacidad para penetrar en las casas, y permanecer en ellas, principalmente en viviendas de mala calidad. Ese material queda ahí, lo respiramos y estamos en una situación muy compleja”, detalla el investigador UFRO.
El estudio detectó que el 75% de los participantes de un experimento, no eran capaces de darse cuenta de que se encontraban en un espacio con mala calidad del aire. En este punto el mensaje institucional emitido por las autoridades, según explica Boso, es mejorable, ya que, ante un episodio crítico de mala calidad del aire, “los primeros mensajes que se suelen entregar a la ciudadanía son los de ‘quédate en casa’, no salgas a hacer deporte, etc. Pero en tu hogar también podrías estar en una trampa, en un ambiente muy contaminado. Entonces, es clave adaptar mejor los mensajes institucionales de comunicación del riesgo”.
La elaboración del estudio incluye la realización de grupos ciudadanos de discusión, cuyo objetivo principal es explicar a las personas del sur de Chile los hallazgos de la investigación, ponerlos a su alcance y conocimiento, para desarrollar en conjunto potenciales soluciones, que el investigador pretende derivar a las autoridades medio ambientales pertinentes y que trabajan en los planes de descontaminación. “La idea es que al final estos datos sirvan para mejorar las políticas que se están aplicando en la materia, para hacerlas más efectivas, promover escenarios de una mayor y más equitativa sostenibilidad y generar sinergias entre los equipos de investigación, la ciudadanía y las personas tomadoras de decisiones”, explica Boso.
Grupo DiarioSur, una plafaforma informativa de Global Channel SPA, Av. España, Pasaje Sevilla, Lote Nº 13 - Las Animas - Valdivia - Chile. Powered by Global Channel