La influenza aviar es una realidad en los campos chilenos, pero por ahora las regiones de Aysén y Magallanes se han salvado de la aparición de casos. En parte la lejanía con los centros más poblados es una ventaja, pero eso no significa que puede que no llegue.
Dentro de la región existen protocolos para amortiguar los contagios o para afrontar posibles casos y para ellos las seremis de Agricultura y Salud trabajan en conjunto y la primera línea de filtro es el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
Dentro del SAG trabaja Nicolás Valdivieso, encargado regional pecuario de la repartición, quien entregó varias recomendaciones a los cuidadores de aves y explicó algunos pasos para el control ya se en las fronteras nacionales y la internacional con Argentina.
Valdivieso indicó que en diciembre de 2022 comenzaron a trabajar para contrarrestar esta enfermedad que, desde su punto de vista, tiene características de pandemia.
“Se ha dado más allá de la temporada de migración de aves, cosa extraña para esta enfermedad porque es en la migración como esta enfermedad se mueve de un país a otro, lo que ha pasado es que las aves acuáticas han tenido una gran afectación como pelícanos y gaviotas en la zona norte y gracias a la acción del SAG y los productores se logró contener evitando que pase a aves de corral”, explicó.
El encargado regional pecuario indicó que el SAG Aysén ha recibido una serie de reportes de eventuales contagios con influenza aviar, gracias a la campaña de sensibilización, pero ninguna ha resultado positiva.
Nicolás Valdivieso dijo que los criadores de aves deben sospechar de un posible contagio cuando ven decaimiento en las aves, presencia de diarrea y mortalidad.
Añade que otra sintomatología son dificultad al caminar o volar, alas o cuellos caídas, barbillas hinchadas, lagrimeo de ojos y hasta tos y estornudo de las aves.
En caso que el SAG compruebe un evento debe tomar las muestras y llevarlas a un laboratorio y recomienda a los criadores alejarse del contacto de las aves y en caso estrictamente necesario, manipularlas con guantes desechables y usar mascarilla y antiparras para los ojos porque el virus se puede contagiar también por la mucosa ocular.
“El SAG toma el control, va con un equipo de bioseguridad para abordar a las aves enfermas o muertas… Nosotros transmitimos que restrinja el contacto de las aves silvestres con el alimento de las aves de corral y limitar el acceso al lugar donde toman agua. Ojalá que todas las aves de corral, sobre todo en las zonas costeras, estén encerradas y no tomar contacto con fecas”, recalcó Valdivieso.
El funcionario del SAG enfatizó que los criadores de lugares como puerto Raúl Marín Balmaceda, Melinka, Puerto Chacabuco, Puerto Cisnes y Puerto Aysén deben tener cuidado, pues son lugares más propensos.
“Científicamente se ha demostrado el paso del virus de influenza aviar hacia mamíferos como lobos marinos que han muerto, chungungos y también pingüinos, por eso la interacción nuestra con Sernapesca es importante”, precisó Valdivieso.
La posibilidad de contagios desde Argentina es otra posibilidad que se debe controlar y Valdivieso informó que las fronteras están restringidas al paso de aves.
“Los brotes en Argentina están en Río Negro y ha avanzado hacia la provincia de Chubut. Efectivamente es un riesgo de contagio porque nuestra región no tiene una cordillera de Los Andes relevante que nos proteja”, expresó.
Nicolás Valdivieso dijo que el SAG mantiene coordinación con los distintos servicios y con las policías de fronteras.
“Los productores de aves están ante un gran estrés porque la influenza aviar genera una alta mortalidad, es influenza de alta patogenosidad y eventualmente no veremos ningún signo clínico, sino que mortalidad”, advirtió el experto.
Ante cualquier sospecha de contagio se debe llamar al teléfono del SAG 2223451100.
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