En su parte medular la Resolución Exenta N°361 del Ministerio de Salud promulgada el 31 de mayo –cuando la región aún presentaba una baja tasa de contagios– marca un antes y un después en términos de gestión política de la secretaria regional ministerial de Salud de Aysén Alejandra Valdebenito Torres.
“Dispóngase cuarentena obligatoria por 14 días desde la fecha de ingreso, a todas las personas que ingresen a la Región de Aysén –establece la referida resolución, redactada según fuentes de Salud por el mismísimo abogado de Intendencia Aldo Basquee Cid– sea por vía marítima, terrestre o aérea, requiriéndose por Carabineros, Policía de Investigaciones, Ejercito de Chile o fiscalizadores de la Autoridad Sanitaria, la individualización del pasajero, registrándose el domicilio o dirección donde efectuará la cuarentena indicada, número telefónico y/o cualquier otro antecedente relevante para su seguimiento”.
Semejante osadía por parte de la matrona que representa al ministro de Salud en Aysén, posicionó a la región a la vanguardia a nivel nacional, siendo la primera en hacerse eco de la demanda de sus propios habitantes, que exigían el cierre completo de fronteras para frenar el ingreso y salida de personas con el objeto de evitar la propagación de la epidemia, que ya en el mes de mayo amenazaba con asolar a todo el territorio nacional.
Pese a contar con el beneplácito inicial del entonces ministro Jaime Mañalich –que luego cuestionaría el decreto de Valdebenito ante la inminente oleada de solicitudes en el mismo sentido desde todas las regiones, acrecentando el impacto sobre la macroeconomía–, la hoy exintendenta de Aysén, alertada por su círculo más estrecho, de que aquella acción le reportaba más réditos a su seremi de Salud que a ella, y en línea con el cambio de criterio del propio ministro Mañalich, Navarrete adhirió a la idea de invalidar el escrito, cuestión que fue resistida por su autora.
No obstante la voluntad del exministro Mañalich de frenar la aplicación de cuarentena a los viajeros que arribaban a la región, a nivel local Valdebenito se sintió respaldada por la Asociación Regional de Municipalidades (AREMU), presidida por su compañero de partido, el alcalde de Río Ibáñez, Marcelo Santana, quien le prestó ropa.
Tras conocerse la promulgación, Santana sostuvo que “como alcaldes valoramos mucho la decisión de la seremi de Salud, que ha decretado cuarentena obligatoria a todos quienes ingresen a la región. Todo esto va en la línea de lo que como alcaldes veníamos solicitando (…) vamos a apoyar a la seremi de Salud en la fiscalización, pero se requiere de la colaboración y de la participación de toda la ciudadanía”, enfatizó el edil.
La tensión entre ambas autoridades regionales escaló al punto que Alejandra Valdebenito advirtió al senador de su partido, David Sandoval, que ella daría un paso al costado si la exintendenta Geoconda Navarrete se alineaba con Jaime Mañalich e insistía en desbancar su resolución, cuestión que no prosperó tras el respaldo del legislador gremialista, lo que hizo recular a la exintendenta, quien a contar de ese cambio de rumbo se mostró solidaria con la mentora de la resolución de marras, ofreciendo inmolarse abrazadas, con tal de que Valdebenito continuara en su cargo.
La medida propiciada por Valdebenito se fundaba en el hecho que la cuarentena obligatoria para los recién llegados a la región a través de diferentes vías de acceso, era efectiva; aspecto que se demostró durante su vigencia, logrando mantener los contagios a raya, a diferencia de otras partes del país donde se produjo una escalada de contagios.
Tal como sostiene la resolución, el control de los ingresados a la región era supervisado por las instituciones de la Defensa y de Salud, contemplándose solo tres excepciones que, al cabo, son señaladas como origen de la mayor propagación de la enfermedad en el territorio patagón.
Así, una persona oriunda de Melinka, un visitante foráneo de un conocido prostíbulo de Coyhaique y una abogada funcionaria del Serviu, fueron tres de las personas que incumplieron sus respectivas cuarentenas, impactando de manera significativa las cifras del Covid-19 a nivel regional, máxime si el 9 de noviembre la referida resolución fue reemplazada por una nueva exigencia sanitaria impuesta a los pasajeros que arriben a Aysén, esto es, la obligatoriedad de llegar provistos de un examen de PCR, con una vigencia máxima de 72 horas de realización.
Como se ha dicho, ante la inminente derogación de la Resolución 361 –redactada por el abogado de la entonces intendenta y promulgado por la seremi Alejandra Valdebenito– se produjo una serie de dimes y diretes, que incluyeron amenazas de renuncias y maniobras políticas para bajar del trono mediático en el que había logrado instalarse la matrona graduada en la Universidad de Concepción, luego que su jefa se fue restando de las vocerías televisadas, al comprobar que no manejaba información técnica, dejando el espacio libre y que la seremi aprovechó como agua en el desierto.
Para su entonces superiora jerárquica –la también graduada en la “cuna del MIR”– no debió ser una buena noticia que una seremi que hasta antes de la pandemia no era muy conocida, administrara una cuota de poder en perjuicio de sus pretensiones electorales. Más aún luego que el senador Sandoval medió en favor de su delfina, perseverando en la obligatoriedad de hacer cuarentena al ingreso a la región. Tras ello, aseguran, Navarrete replanteó sus palabras suscribiendo la idea de mantener la medida sanitaria promulgada en mayo de 2020.
Por ello, afirman las fuentes consultadas, la nueva estrategia comunicacional de la exintendenta Geoconda Navarrete consistió en dejar de relativizar el asertivo logro de su seremi de Salud, cambiándose de bando: “Si Alejandra renuncia, yo solidarizo con ella y también renuncio”, habría dicho.
Pero, la lectura entrelíneas del entrevero es otra, aseguran quienes conocieron los pormenores de esta lucha de egos femeninos. De haber concretado su renuncia a la Seremía de Salud, Alejandra Valdebenito de inmediato habría ido por el mismo objetivo que desvelaba a la exintendenta de Aysén: ser candidata a diputada en noviembre de 2021.
Al cabo, la militante de Evópoli dejó su sillón en el segundo piso de la intendencia de Aysén con las manos casi vacías, “obligada” a competir por un escaño en la Convención Constituyente, mientras que su “rival”, sin querer queriendo, avanzó varios puestos en la línea de sucesión como residente de La Moneda chica. Un “tapado” que juega de actor secundario en esta trama, es el abogado Aldo Basquee Cid, quien este 11 de enero se inscribió como candidato a concejal del municipio coyhaquino.
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