El callejón sin salida de Geoconda Navarrete que precipitó su renuncia

En las próximas horas se conocerá su reemplazante, entre los posibles nombres están la seremi de Salud (UDI) y dos cartas de Evópoli.

Tras una larga jornada de conversaciones que se extendió desde el viernes pasado hasta esta mañana al fin salió humo blanco. Luego de dos años y diez meses la asistente social abandona la Intendencia de Aysén para concentrarse en su campaña como candidata de Evópoli a la convención que redactará la nueva Constitución.

Sobre quién ocupara su lugar a la cabeza de la región hasta esta mañana circulaban tres posibles nombres; dos de ellos pertenecen a la misma tienda de la saliente autoridad. El primero es el presidente regional de la colectividad y jefe de la División de Desarrollo Social y Humano del Gobierno Regional de Aysén Jorge Ojeda Molina; mientras que la segunda alternativa del partido es la jefa de la División de Fomento e Industria del Gore Verónica Figueroa Foitzick, quien llegó hace pocos días al cargo, luego de perder las elecciones primarias municipales de Chile Vamos.

La tercera carta del oficialismo se encuentra en manos de la UDI. En efecto, la favorita para asumir el mando de la región es la seremi de Salud Alejandra Valdebenito Torres, quien es la primera opción que maneja el senador David Sandoval. 

La llegada de la matrona a Plaza 485 se debería a la sencilla razón que durante sus casi tres años en la intendencia, su antecesora no logró generar ni promover nuevos liderazgos al interior de su partido, constituyéndose ella en la única figura política de Evópoli en la región, caminando de esta forma hacia su propio callejón sin salida. 

Al ser ella la única opción, a Navarrete no le quedó más camino que verse en la obligación de representar al partido como candidata a la Convención Constituyente, luego de haber eludido asumir una candidatura a la Cámara de Diputados. El partido tampoco tendrá candidato al principal municipio de la región, tras la derrota de noviembre.

Con todo, la gestión de Navarrete será recordada por la orfandad de su legado, no solo en términos de su desempeño institucional, el que fue cuestionado desde el primer día, sino también por su desinterés en consolidar la impronta política que se esperaba de su joven partido.

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