La juventud es sinónimo de entusiasmo, ímpetu y fortaleza y a veces se contrapone con la experiencia, paciencia y sabiduría que se supone deben tener las personas maduras. En las últimas elecciones presidenciales Gabriel Boric fue ungido como presidente electo de la República de Chile y en marzo próximo, cuando ya tenga 36 años, será el mandatario más joven que se haya instalado en el Palacio de la Moneda.
La juventud vuelve a tomar protagonismo en la política chilena con una figura distinta a la de los presidentes del pasado y con ideas renovadoras, incluso dentro de la misma izquierda tradicional chilena. Pero la juventud ya estuvo antes con el máximo poder en Chile en distintos periodos de su historia, tal vez no como presidentes, pero en otros cargos que en su momento eran el máximo honor. A primera vista se identifican a tres jóvenes que cimentaron el poder en el país: García Hurtado de Mendoza, José Miguel Carrera y Ramón Freire y estas son las circunstancias en las que tuvieron ese poder en sus manos.
EL JOVEN GOBERNADOR
Nos trasladamos a la época de la conquista española. El Reino de Chile había caído en una crisis de gobierno tras la muerte de Pedro de Valdivia en 1553 y con una disputa entre sus “herederos políticos” Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre, disputa que duró 4 años.
Las rencillas se acabaron cuando el rey de España impuso a García Hurtado de Mendoza, con apenas 22 años, como Real Gobernador de Chile. Villagra y De Aguirre debieron comerse su orgullo y dejar el paso abierto al joven y altivo gobernador.
Otro aspecto que apuntaló la designación del joven hidalgo fue que su padre, Andrés Hurtado de Mendoza, era el Virrey del Perú. El Virrey no quería tener problemas al sur de Perú y por eso auspició ante el rey Carlos V el concurso de su joven hijo que, pese a su juventud ya había demostrado su valía como soldado en las guerras europeas contra Francia.
Los historiadores de su época lo describieron como un personaje altivo, orgulloso de su linaje aristocrático, inteligente, autoritario y sujeto a estallidos violentos que le hizo tener enemigos, en su mayoría ocultos, incluso dentro de su propio círculo.
En 1557 llegó a Chile Hurtado de Mendoza con una gran comitiva desde Perú que incluía 500 soldados, entre ellos varios eruditos como el poeta Alonso de Ercilla y Zúñiga, futuro autor del canto La Araucana, una de las joyas literarias en habla española.
El joven Gobernador era impetuoso y no quiso ir directamente a Santiago, sino que se fue por mar hacia Concepción para conocer a aquellos indios rebeldes que eran conocidos como araucanos (mapuche).
Los mapuche le dieron una bienvenida acorde a su espíritu libertario. ue en la Batalla de Lagunillas, cuando un guerrero le lanzó una piedra con una honda que le impactó fuertemente en el yelmo, haciéndolo caer de su caballo casi sin sentido. Un “caluroso” saludo mapuche para el nuevo gobernador y éste, en contraparte, hizo que entraran en acción los cañones provocando gran mortandad entre los weichafes. Volvió a combatir con los mapuche en las batallas de Millarapue y Quiapo.
García Hurtado de Mendoza se hizo conocido por su crueldad, pues él fue el que mandó a cortarle las manos a Galvarino y aprobó la orden de la muerte de Caupolicán por empalamiento. También se enemistó con Alonso de Ercilla quien optó por irse de Chile.
El español dejó su cargo en Chile en 1561 y regresó a España donde fue bien tratado por el rey Felipe II que en 1590 lo nombra Virrey del Perú, cargo que ocupó hasta 1596. Falleció en Madrid en 1609 a los 73 años.
EL PRIMERO QUE DIJO ¡LIBERTAD!
El segundo joven gobernante de Chile fue el prócer de la independencia José Miguel Carrera que con 26 años recién cumplidos fue presidente del primer consejo de gobierno de Chile entre el 16 de noviembre de 1811 al 2 de octubre de 1814.
Carrera tenía experiencia militar de las Guerras Napoleónicas y los historiadores lo describen como un hombre guapo, altivo y de carácter impetuoso.
El joven militar cambió el proceso de la independencia de Chile que desde la Junta de Gobierno del 18 de septiembre de 1810 era dirigida por facciones moderadas de patriotas. El 4 de septiembre de 1811 dio un golpe de estado contra la facción moderada y el 15 de noviembre dio un segundo golpe y formó un triunvirato con José Gaspar Marín representando a Coquimbo y Bernardo O'Higgins -que reemplazó a José Martínez de Rozas- por Concepción y él representando a Santiago. Con el tiempo Marín y O’Higgins se alejaron por desacuerdos con Carrera y éste decantó todo el poder.
Posteriormente desde el 6 de diciembre de 1812 al 30 de marzo de 1813 fue presidente de la Junta Representativa de la Soberanía de Chile. Bajo su gobierno se crean los primeros emblemas patrios, surge el periódico La Aurora de Chile, la Escuela de Granaderos, La Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional.
Tras la Batalla de Rancagua, Carrera no pudo regresar a Chile y tras un paso por Estados Unidos volvió a Argentina y se vio envuelto en las guerras de montoneras en dicho país con la idea de retornar a Chile y tomar el poder. Finalmente fue encarcelado y fusilado por los amigos de San Martín y O´Higgins, en Mendoza, el 4 se septiembre de 1821 a los 35 años.
EL PRESIDENTE PROVISORIO
Ramón Freire fue un personaje controversial en los primeros años de la formación de la República de Chile por las disputas entre conservadores y liberales y se le recuerda por ser él el que anexó la isla de Chiloé al país y terminar así con el último enclave realista en el sur de América.
Freire ocupó el cargo de Director Supremo a los 26 años, sucediendo a Bernardo O´Higgins en el cargo. Asumió el 4 de abril de 1823 y gobernó hasta el 9 de julio de 1826. Una gran agitación política lo obligó a renunciar a su cargo y se eligió a Manuel Blanco Encalada como primer Presidente de Chile cuando éste tenía 36 años, la misma edad que tendrá Gabriel Boric cuando asuma el 11 de marzo de 2022.
Pero Blanco estuvo poco tiempo como presidente y Freire asumió como presidente provisional del Gobierno de Chile entre el 25 de enero al 17 de febrero de 1827 con 30 años en dicho momento. El Congreso Nacional llamó a elecciones y Freire las ganó con más del 77%, pero la gran inestabilidad política lo hizo renunciar en favor de Francisco Antonio Pinto que gobernó entre 1827 a 1829 hasta que estalló la Guerra Civil de 1829.
Freire vivió en el exilio en Perú y posteriormente, tras un intento de volver a Chile, fue condenado a muerte, pero su pena fue cambiada por el exilio a Australia y posteriormente a Tahití.
Regresó a Chile en 1842, gracias a una ley de amnistía, y se retiró a la vida privada. Falleció el 9 de diciembre de 1851 a los 64 años. El historiador Gabriel Salazar reivindicó su figura al indicar que no fue un dictador, pese a que lo nombraron Director Supremo; nunca se aferró al poder pudiendo haberlo hecho y nunca estuvo en asonadas golpistas contra el gobierno de su época.
La juventud sí ha dado muestras de fortaleza en el máximo poder en Chile y ahora, con el presidente electo Gabriel Boric, se abre una nueva página en blanco para la historia del país y que habrá que escribir.
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