Álvaro Cuyul, un atleta que le ganó a la vida

Sufrió un ACV hace unos años, recuperó parte de su movilidad y hace poco corrió la Maratón de Santiago. Conoce cómo le fue.

A veces la vida nos pone a prueba y pareciera que en ciertas circunstancias nos deja sin salidas ante la adversidad, sin embargo hay otros que apelan a la resiliencia, se rebelan a la realidad y con empuje y coraje le doblan la mano al destino, eso fue lo que ocurrió con Álvaro Cuyul Llaiquel, un ejemplo de tenasidad.

Avecindado en Puerto Chacabuco, Cuyul llevaba una vida activa en torno al atletismo de largo aliento. Competía en corridas, maratones y hasta en ultra maratones de 70 kms. 

Esa misma vida activa hizo extrañar que Cuyul sufriera hace unos años un ACV que, afortunadamente no fue fatal, pero sí le inhabilitó al dejarlo en silla de ruedas.

Además de la movilidad, el atleta tuvo secuelas en su visión y en el lenguaje, pero no se echó 

Álvaro Cuyul no estaba para lamentaciones y la autocompasión e inició un proceso de entrenamiento y rehabilitación que le permitió volver a ponerse de pie, con algunas secuelas en el andar, pero caminar. 

Pronto Álvaro no sólo quiso caminar e intentó volver a las pistas y se puso a trotar, asombrando a todos los que lo conocen en Puerto Chacabuco.

Maratón de Santiago 

El pasado 14 de mayo Álvaro Cuyul estuvo en la Maratón de Santiago y se inscribió en la categoría de atletas especiales en la distancia de 10 kilómetros. Fue su su novena participación en este evento deportivo.

Lo importante no era lograr el podio, simplemente era pelear contra sí mismo y sus limitaciones.

El atleta hizo los 10 kms. de ruta, a su ritmo, con entereza y lo completó con un tiempo de dos horas y 15:51 minutos, de acuerdo al tiempo oficial que entregó los resultados oficiales. Ocupó el casillero 21 de 27 competidores en dicha categoría, pero para Álvaro fue vencerse a sí mismo y a todos los que lo miraban con dudas.

Para los que practican fondismo el podio no siempre es el mejor premio y Álvaro lo vivenció como el premio a seguir vivo y hacer lo que más le gusta. Un campeón de la vida.