Es un día de semana muy temprano y un furgón verde y blanco avanza raudo por las calles de Coyhaique.
Este móvil con un escudo de Carabineros en su costado asiste a una labor distinta de la comisión de un delito, concurre a prestar ayuda a la comunidad, a entregar información a un colegio o a brindar un desayuno a personas que viven en situación de calle.
Una misión que en la capital regional llevan adelante cuatro funcionarios policiales que entienden que esta labor de acercamiento con los vecinos y vecinas, es fundamental para la institución policial.
Las Oficinas de Integración Comunitarias desde el año 2013 son llamadas MICC (Modelo Integración Carabineros Comunidad), tienen como objetivos solucionar los problemas de seguridad y protección que afectan a los vecinos de la comuna, aplicando estrategias participativas, focalizadas y preventivas.
Se trabaja en conjunto con organizaciones sociales, como juntas de vecinos, centros de madres, clubes de adulto mayor, grupos de jóvenes, entre muchos otros.
De este trabajo con la comunidad se detectan factores de riesgo, que son informados a las entidades responsables de su solución. Así se busca recuperar espacios públicos y aumentar la sensación de seguridad en las personas.
La unidad del Modelo de Integración Carabineros-Comunidad (MICC) es el eslabón que une fuertemente a la institución policial con los vecinos y vecinas la capital de la Región de Aysén. Una labor que va más allá del servicio.
Dentro de los objetivos de esta unidad especializada están: impulsar la solidaridad, participación y cooperación comunitaria en la prevención, identificar y diseñar soluciones a los problemas que originan peligro o afectan la seguridad de los vecinos, favorecer la confianza y credibilidad de las personas en Carabineros y colaborar en la focalización de servicio de patrullaje y vigilancia en territorios específicos.
La unidad del Modelo de Integración Carabineros-Comunidad de la Primera Comisaría de Carabineros de Coyhaique es liderada por el suboficial mayor David Arellano y está compuesta por cuatro funcionarios de orden y seguridad coordinados a través de los cuadrantes en que se divide el servicio para la ciudad.
Forman parte de la MICC coyhaiquina la sargento primero Valeska Castro Muñoz (Cuadrante 1), cabo primero Gabriela Loyola Candia (Cuadrante 2) y sargento segundo Diego Vargas Cortés (Cuadrante 3). También forma parte de este trabajo Katherine Belanguer quien se encarga de coordinar la labor en la ciudad, generar estadísticas, calendario de reuniones, entre otros.
El suboficial mayor Arellano en conversación con Diario Regional Aysén comenta que la labor de esta unidad policial comunitaria incluye actividades de diversa índole como charla en colegios, reuniones con representantes de juntas de vecinos, organizaciones sociales, entre otros.
“Recientemente con la Junta de Vecinos de la Población Bernardo 0’Higgins tuvimos una actividad con la banda de Carabineros y la banda de Aysén. En ese encuentro estuvieron funcionarios de la Oficina de Protección de Derechos de Infancia (OPD), del OS-11 que se encarga de armamentos y dimos a conocer información sobre postulación a Carabineros. Fue una tarde de entretención para los vecinos”, indica.
-¿Eso es sólo una parte de las actividades de esta repartición?
“Claro, el estar en contacto con la comunidad, entregar información, conocer a los vecinos. Durante la semana hacemos charlas en colegios donde analizamos los alcances de la Ley Penal Adolescente. Junto con nuestra labor de carabinero, abarcamos atención a personas que están en situación de calle o vemos a vecinos ancianos que tengan necesidades, etc.
El suboficial mayor contó que es habitual recurrir a llamados de dirigentes vecinales que dan a conocer que en sus barrios hay personas adultas mayores que tienen necesidades. “Nosotros vamos, analizamos la situación y buscamos cómo generar aportes, ya sea en alimentos no perecibles, ropa de abrigo e incluso leña para calefacción en invierno”, comenta.
-¿Cómo se financian? ¿Hay algún ítem que cubra ese gasto?
“Lo hacemos sólo con recursos propios. Pedimos la colaboración entre los mismos carabineros y reunimos alimentos o ropa. No solicitamos cooperación a privados. Todo lo que hacemos es con nuestros medios y dentro de lo que nosotros también podemos. Aquí es común que haya familias que necesiten ropa de cama o algún artefacto eléctrico”.
“Hace un tiempo conocimos la realidad de una señora cuyo esposo estaba postrado y no tenía cómo lavar. Nos reunimos y le conseguimos una lavadora. Siempre, siempre como carabineros nos estamos ayudando mutuamente. A lo mejor no es mucho, pero se llega con algo”, agrega.
-¿Tienen contactos con la municipalidad para esta labor?
“Sí, hacemos un trabajo con el municipio y con sus medios vamos generando apoyos. Durante los fines de semana en las reuniones de las juntas de vecinos nos enteramos de las necesidades de las personas y las canalizamos. Son cosas como falta de luminarias en las calles, necesidad de repintado de pasos peatones o lomos de toro. Todo eso se gestiona y se deriva a quien corresponda”.
El funcionario de Carabineros comenta que la institución siempre ha estado en contacto y muy cerca de la gente de la Región de Aysén. Esta MICC ha integrado los servicios para estar junto a las entidades territoriales de Coyhaique y estar cada vez más unidos.
-Los vecinos ya conocer su furgón verde y blanco…
“Sí, la gente nos conoce, aunque hay varios que se deben enterar que el carro es de temas comunitarios. Generamos la canalización de los problemas de la gente. Por ejemplo, si en un cuadrante aumentan los delitos, analizamos la situación, definimos los horarios en que se producen más delitos, se informa a la oficina que corresponde y esta determina los lineamientos de los servicios”.
Hace pocos días el país se vio estremecido al conocerse el caso de un carabinero que fue atacado con un fierro durante carreras clandestinas en San Antonio, el que finalmente falleció. La pérdida de un compañero de labores cala hondo en la institución.
“Eso afecta demasiado. Incluso después del estallido social muchos carabineros se fueron de la institución, pero seguimos haciendo la labor igual. Los ataques a carabineros no se veían. Acá nos han dado el pésame por que lo que pasa”, señala.
“En la Región de Aysén se mantiene el respeto a Carabineros. Lo que sucede es que aquí la gente ve más cercano al funcionario. Estamos en la calle, estamos en los barrios. Los vecinos nos ven trabajando y últimamente ha aumentado la valoración a la labor que hacemos y eso se agradece”, comenta el policía.
El suboficial mayor David Arellano ha desarrollado una amplia carrera en Carabineros de Chile. Una labor que es más que un trabajo, ya que exige dedicación todos los días del año.
Como buen policía ha pasado por todos los ámbitos que implica su trabajo, control del orden público, hacer frente a la delincuencia, y más.
Pero reconoce que entregar una mano amiga a personas de Coyhaique que lo necesitan entrega una satisfacción que va más allá de la labor cumplida.
“Me deja satisfecho el agradecimiento de la gente, porque uno hace esto sin pedir nada a cambio” dice.
“Nuestro equipo de carabineros está para ayudar a la comunidad. Que las personas te digan “gracias, se pasaron”, que nos den la mano y que a los vecinos y vecinas les sirva lo que hacemos de corazón… esa es la satisfacción máxima”, reflexiona.
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