El 3 de diciembre se celebra el Día Nacional por la Discapacidad, una realidad que afecta al 5.8% de niños y adolescentes de 2 a 17 años y un 20% de los chilenos mayores de edad. Si bien disponemos de políticas que protegen a este grupo de la sociedad, no siempre es posible garantizar su cuidado y tratamiento a lo largo del país, y mucho menos su verdadera inclusión y participación. En tiempos de pandemia y telesalud, la Terapia Ocupacional se consolidó como una herramienta al servicio de la familia en el hogar.
Existe una disciplina poco conocida llamada “terapia ocupacional”, que implementa intervenciones tempranas y no farmacológicas para reducir las secuelas ocasionadas por distintas enfermedades o accidentes, y que de la mano de otros profesionales como la enfermería, la kinesiología, la fonoaudiología; contribuyen a que los pacientes recuperen la autonomía para desempeñarse en la vida diaria.
Este tipo de terapia es costo-efectiva para el tratamiento de diversas enfermedades y condiciones, reduciendo la discapacidad funcional y la carga del cuidado de sus familias. Asimismo, cumple un rol fundamental en la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y colabora en el proceso de reinserción laboral y social de personas que han sufrido accidentes y enfermedades profesionales.
Según Paula Torrico, directora de la carrera de Terapia Ocupacional UC, este año de pandemia indiscutiblemente construyó aprendizajes, como es el caso de la telerehabilitación, que ha permitido reducir brechas de acceso a terapias de personas con alguna discapacidad. “Hoy tenemos como disciplina un código Fonasa y ello permite dar seguimiento a los pacientes desde su hogar, con elementos de su vida cotidiana, además de empoderar a familiares cuidadores como agentes activos de su rehabilitación. El terapeuta ocupacional este año entró virtualmente a los hogares y empoderó a familiares y cuidadores, desafiando el ingenio para rehabilitar conjuntamente con ayuda de bolsas de porotos, masas, una silla o botones, acudimos a elementos comunes de la casa para no interrumpir sus terapias y seguir desarrollando sus funciones”.
Por su parte, Nayadet Lucero, directora de docencia de pregrado de la carrera de Terapia Ocupacional UC, señala la Neurorehabilitación Pediátrica como una instancia de intervención importante para la disciplina. “El objetivo es dar una respuesta oportuna a las necesidades ya sea transitorias o permanentes, originadas por alteraciones o deficiencias del sistema nervioso, como sucede en casos de parálisis cerebral, prematuros con lesión del sistema nervioso, daño cerebral adquirido y alteraciones genéticas”.
La académica explica que construyen una relación muy cercana con otros especialistas tratantes y con la familia, se realizan pruebas específicas de funciones motoras, perceptivas, de atención y ejecutivas, para luego diseñar e implementar un programa de tratamiento que permita recuperar habilidades o desarrollarlas. Las plataformas tecnológicas de hoy a través de un computador o un celular, permitieron trabajar sesión tras sesión e involucrar al paciente y sus familia en cada meta planteada.
Por su parte, Rodrigo Cubillos, terapeuta ocupacional y docente de la naciente carrera en la UC, asegura que es “fundamental contar con una base de conocimientos de neuroanatomía, fisiología, desarrollo psicomotor, aspectos psicosocioemocionales tanto del niño como de la familia, así como complementar estos conocimientos con herramientas para la práctica desde la perspectiva de la infancia, con fuertes componentes motivacionales que en este caso tienen especial relevancia con la incorporación del juego como vehículo natural para interactuar con los niños”.
Para el académico los objetivos de la intervención se orientan a lograr el máximo del desarrollo a nivel motor, sensorial y cognitivo, lo que le permitirá que de acuerdo con su etapa de vida se logre desempeñar adecuadamente en sus entornos, adecuándose a cada actividad de manera autónoma, en algunas oportunidades adaptando el medio y en otras complementando su funcionalidad con tecnologías de apoyo.
“En cuanto a la telerehabilitación, ésta nos permitió acceder directamente al entorno natural donde se desarrolla la vida diaria del paciente y su familia, permitió que muchos profesionales pudiesen interiorizarse del ambiente intrafamiliar, sus actividades y ocupaciones en contexto, algo que anteriormente estaba más restringido a los profesionales que se desempeñan en terreno. La telerehabilitación no solo ayuda a mejorar la continuidad de las atenciones y llegar a lugares remotos, sino también mejorar la eficiencia en términos de costo/beneficio tanto para la familia como para los profesionales, .además de acercarnos y empoderar a las familias que con una correcta orientación multiplican las oportunidades de rehabilitación para lograr una inclusión plena”, concluye el especialista.
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